Hoy me toco un caso de una paciente que habia acudido a otros podólogos y al médico dermatólogo, sin solución, incluso tenia un cultivo de dermatofitos y candidas negativo, en la exploración física, llegue a la conclusión de que estaba en presencia de un hongo poco común como el Aspergillus, que me hizo pensar esto en estos años de desarrollado buen ojo clínico y olfato tambien. 
Como podóloga, me he encontrado con una variedad de casos de infecciones fúngicas en las uñas, y aunque los tratamientos convencionales como los antifúngicos orales y tópicos, como el ciclopirox, son fundamentales, a veces no dan los resultados esperados. Esto me llevó a explorar otras alternativas para ayudar a mis pacientes a combatir la infección de manera efectiva, especialmente en casos donde los tratamientos estándar no han sido suficientes.
Quiero compartir con ustedes, algunas recomendaciones que he probado con buenos resultados y que pueden complementar o incluso reemplazar los tratamientos convencionales en ciertos casos.
1. Talco antimicótico en el calzado
Para evitar la reaparición de la infección, la higiene y el control del entorno son clave. Recomiendo el uso de talco antimicótico en el calzado, ya que ayuda a mantenerlo seco y previene el crecimiento de hongos. 
2. Desinfección adecuada de la ducha y medias
El hongo puede permanecer en superficies como las duchas o las medias, lo que hace esencial la desinfección de estos elementos. Recomiendo a mis pacientes que cambien sus medias a diario y que limpien correctamente la ducha con productos para evitar cualquier riesgo de reinfección.
3. Corte y pulido de la uña
En casos donde la uña no esté engrosada, he encontrado que realizar un corte y pulido adecuado es útil para eliminar la zona afectada por el hongo. Esto facilita no solo la higiene, sino también la aplicación de tratamientos antimicóticos y mejora su efectividad.
4. Secado con secador de pelo
Algo tan sencillo como asegurarse de que la zona afectada esté completamente seca después de la higiene es vital. El secado con un secador de pelo en modo frío o tibio ayuda a evitar que quede humedad en la uña, lo que limita las condiciones propicias para el crecimiento de hongos.
5. Uso de aceite ozonizado
Un tratamiento que he incorporado con buenos resultados es el uso de aceite ozonizado. Este aceite tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias, lo que ayuda no solo a combatir el hongo, sino también a promover la recuperación de la uña afectada. Lo aplico de manera regular para mantener la zona hidratada y protegida.
Reflexión final:
Si bien estas estrategias no sustituyen el tratamiento médico cuando es necesario, he comprobado que, en muchos casos, combinarlas con tratamientos convencionales puede acelerar la recuperación y reducir la probabilidad de una reinfección.
Como profesionales de la podología, nuestra labor es ofrecer un enfoque integral que tenga en cuenta tanto el tratamiento como la prevención. Cada paciente es único, por lo que siempre es importante ajustar las recomendaciones a sus necesidades específicas y monitorear constantemente su evolución.
Espero que estas recomendaciones sean útiles y les brinden nuevas herramientas para enfrentar este tipo de infecciones. La podología, como siempre, nos exige creatividad y adaptabilidad, ¡y a veces las mejores soluciones vienen de pensar fuera de lo común!
Rubí Gutiérrez Abarca 
Técnico de Nivel Superior en Podología Clínica-Máster en podología infantil